Entre noticias bombardeantes, entrevistas y ruído surgen preguntas: -por qué tanto dolor?, -por qué dañamos lo nuestro?. Reconozco que a veces se detiene este ajetreo, pero no siempre de igual forma. Lastre antiguo, anclaje de vida, pesada carga.
Remodelo hábitos y pienso en otra talla que aún no siento. Preparo con esmero su cobijo y dibujo el brillante fin. Lo que brilla realmente es cada peldaño que conforma esta anhelada escalera de bajada y subida, bajada y subida, bajada y subida...
Con el equipaje sin cerrar, por la inquietud del recorrido, señalo muescas en un calendario interno sin pared donde apoyarse. Una estancia ampliada y espaciosa cedida con el tiempo, lúgubre y relentizada, convertida en agua y tierra. Húmeda y pesada.
Mientras tanto continúa el incansable danzar de la lluvía y los charcos crecen cual brillante espejo, se abren y se cierran paraguas.
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