lunes, 23 de diciembre de 2013

Con la F de Felpa.

Intrigada, en silencio respiro agitando mi abdomen, masajeando lumbares. Corrijo mi postura permitiendo que la energía fluya y se distribuya allá donde sea precisa.
Suena el timbre, pausadamente recorro el pasillo en ele alcanzando la puerta.
Abro, a mis pies el felpudo multicolor y un felino blanco de ojos de mar, diminuto pidiendo imperiosamente comida y amparo.
Lo acojo en mi regazo cual preciado tesoro traído por la marea y acerco mi mano con comida y agua fresca para calmar su ánsia.
Recorre la sala con sigilo y reparo. Aturdido después de la ingesta elige mi mullida y acogedora camisa de felpa como improvisada cuna.

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