sábado, 28 de diciembre de 2013

Con la K de Kilómetro.

Sopla el viento, golpea la ventana y seca la ropa al instante hay un sol invernal. Kilómetro cero, da inicio el sendero y con él la vivencia, lo inesperado se dispara y la compañía es nadie. Sola, recorro palmo a palmo,  al son de mi corazón, sintiendo sus movimientos y el bombeo de mi sangre.

 Disfruto conectándome con mi respiración y soltando lastre para circular más ligera.  Visualizo el funcionamiento de mis riñones filtrando mientras tanto camino, barro, piedras, hojas, miedo, verde, cansancio, ira, sudor, frío, dolor, azul, tierra, cielo, emoción...

El sendero continúa y mi latir se funde con él, recupero fuerza, gano confianza,  mi cuerpo toma energía doble, la mía y la del sendero. Cada día una luz diferente, variante durante las 24 horas. Cada día un sendero, variable, inesperado, florido o agreste, cada día retorno al kilómetro cero coleccionando aprendizajes y sentires, respirando...

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